Así como el profesor Anasagasti llevaba a sus alumnos a estudiar y plasmar sobre el papel rincones de la arquitectura sin arquitectos, otro profesor, Torres Balbás, hacía lo propio, guiándolos por los edificios y monumentos de Madrid. Debían estudiarlos y dibujarlos a la vez que tomaban nota de su estructura, planta, alzado y secciones. Aprendieron también a analizar el entorno en el que estaban emplazados, como marco adecuado o no a su estructura. Se trata de dibujos de arquitectura tomada del natural.
Así pasaron por sus croquis, edificios emblemáticos de esta ciudad como son Los Jerónimos, El ayuntamiento o el Jardín Botánico, amén de fuentes del Retiro o estatuas de diversos parques o jardines.