Regino Borobio era el Arquitecto Jefe de la Dirección de Arquitectura del Ayuntamiento de Zaragoza (1936-1942) y trabajó en los planes de ordenación y modernización de la ciudad. José Borobio al unirse a su obra aportó elementos de ruptura e innovación, imbuyendo a sus obras de una modernidad hasta el momento inédita como contribución en la actividad urbana. A su vez, Regino es capaz de incidir en la perspectiva de José, dotándolo de serenidad y orden.
Este hecho, junto con el enorme respeto profesional que ambos hermanos se profesaban, permitió a José abordar sus proyectos en plena libertad, sin presión, bajo el amparo de su hermano. Fue, sin duda, este respeto mutuo el que les permitió trabajar en el estudio en el mismo tablero de dibujo, uno por cada lado hasta el fallecimiento de Regino.
José había trabajado en sus años de estudiante con sus profesores Anasagasti, García Mercadal, Zuazo o Castro Fernández Shaw. También había bebido las nuevas tendencias europeas de la arquitectura. Por ello impulsó un cambio de orientación en los proyectos del estudio Borobio.
Si se compara la casa proyectada para el señor Faci (1925) con la realizada para D. Mariano García (1926) o la casa para D. José Calvo (1931), se observa el cambio progresivo en la interpretación historicista de la arquitectura aragonesa para plantearse obras radicalmente modernas.
Contrastando los tres proyectos se puede comprobar cómo el lenguaje compositivo se depura con los años. La primera de las casas de 1925 está diseñada en un estilo ecléctico de inspiración historicista. Su fachada sigue un esquema tripartito, una prominente cornisa, una torre y numerosos elementos decorativos a lo largo de la fachada.
La casa para D. Mariano García (1926) mantiene la estructura tripartita de la fachada, aunque con una significativa desproporción entre los dos primeros pisos, acristalados y con finalidad comercial, y el resto del edificio. Por lo que resta de la fachada, se ha prescindido de todo elemento decorativo a excepción de un gran alero en la parte superior. En el conjunto de la composición prevalece la línea vertical.
El tercer edificio, para D. José Calvo, está firmado por los dos hermanos.
Su composición es totalmente cartesiana.
En ella las franjas horizontales que dibujan los balcones corren a lo largo de la fachada, dominando la línea horizontal en contraposición con las anteriores edificaciones de composición vertical.
Otro ejemplo a destacar es la vivienda unifamiliar para D. Pedro Hernández Luna (1931). Se trata de una casa aislada cuya estructura está compuesta por la yuxtaposición de una serie de paralelepípedos de diferente tamaño que configura un conjunto formal complejo. Este edificio está muy en línea con las propuestas contemporáneas del movimiento alemán denominado Bauhaus y se inspira en la casa que edificó su fundador Walter Gropius.
El edificio de Sagasta 31 probablemente sea el más moderno de los proyectados por los dos hermanos. Acogiéndose a los postulados de la arquitectura internacional del momento, la fachada es de una simplicidad cartesiana donde dominan las líneas horizontales y como único elemento de cerrajería un número en la puerta de acceso.
Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) (1933-1946)
El proyecto emblemático de los dos hermanos es la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) (1933-1946). Es sin duda el que mejor identifique la arquitectura de Zaragoza durante casi cincuenta años como obra cumbre del racionalismo aragonés por su sencillez y funcionalismo.
En 1933 el Ministerio de Obras Públicas organizó un concurso de anteproyectos para construir un edificio en el que instalar los servicios de la Mancomunidad del Ebro. Fue la primera institución creada en el mundo con el objetivo de gestionar toda una cuenca fluvial de manera unitaria. Los hermanos Borobio fueron los ganadores del concurso cuyas obras no se terminaron hasta 1944.
Edificio equilibrado, armónico y proporcionado que en palabras de José Laborda “supone una síntesis entre la serenidad y rigor de Regino y la audacia y atrevimiento de su hermano José“. Su fachada es de ladrillo, eminentemente plana y en la que se repite una única ventana vertical formando una cuadrícula severa”. Los muros de la fachada se proyectan en ladrillo ordinario cara vista por entender que es el más apropiado en cuanto no exige conservación y es característico de la región. “Ningún local destinado a oficinas o despachos tiene ventanas orientadas a poniente, dirección de los vientos fuertes dominantes en la localidad”, dice.
Su monotonía se rompe únicamente por la planta superior retrancada y el acceso al edificio a través de un “pórtico de carruajes de cierta monumentalidad donde los vanos están flanqueados por cuatro bajorrelieves” realizados por el escultor Félix Burriel según diseño de José Borobio.
En 2009 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
En 2016 un trabajo de Fin de Grado de la Universidad de Zaragoza llevado a cabo por Herrera Velarde, puso de manifiesto que este edificio cuyo proyecto se remonta a 1939, cumple todos los requisitos exigidos en 2006 por la CTE.
Feria de muestras de Zaragoza (1941)
A lo largo del siglo XIX en las distintas naciones europeas fue costumbre realizar exposiciones de la industria nacional. La primera de éstas se llevó a cabo en 1761 en Inglaterra y, seguidamente en 1798 en París. Fueron innumerables las reuniones de este tipo que fueron cambiando su marco nacional por internacional. En España, la primera de ellas se llevó a cabo en 1841. En este contexto, en Zaragoza se organizaron dos exposiciones en el siglo XIX y una en 1908, denominada Exposición Hispano-Francesa, conmemorando el centenario de los sitios. Se consideró no solo una conmemoración, sino también una propaganda de la ciudad y su progreso.
Se llevaron a cabo otras dos ediciones, ya en el siglo XX y, posteriormente, se suspendieron. Hasta que en 1941 se inauguró de nuevo, esta vez con un proyecto de Regino y José Borobio junto con José Beltrán. Fue en su momento la Feria más grande de España. Comprendía el palacio de exposiciones, la torre y un amplio espacio al aire libre destinado a los stands de los diferentes productos. El salón de actos fue el foco cultural en el que se desarrollaron tanto ciclos de conferencias como certámenes de jota y exposiciones de toda índole.
Durante muchos años, se realizaron diversas ampliaciones, que con el paso del tiempo resultaron insuficientes. En 1980 se decidió el traslado a un emplazamiento diferente, quedando el pabellón noble como recinto de la Cámara de Comercio de Zaragoza.
La torre, de 59 metros de altura fue, durante años, imagen característica de la ciudad como hito visual de su progreso.
Posee un alzado prismático de sobrio diseño en el que se adoptan soluciones historicistas en el empleo y modulación del ladrillo, cara vista en recuadros resaltados y con una notable depuración ornamental y evocación neomudéjar.
Un guiño a la Torre Nueva derruida en el siglo anterior. El remate superior de cristaleras, sin embargo, se encuentra en la línea de las obras de Gropius y la Bauhaus.
Universidad Autónoma De Madrid (Cantoblanco)
En 1969 se publicaron las bases del concurso del Ministerio de Educación para la edificación de la nueva Universidad de Madrid, sita en Cantoblanco, cuya dotación para el equipo concursante ganador era de 2.000.000 de pesetas, suma casi astronómica en aquel entonces. La cláusula principal aparte de las especificaciones era que los proyectos de los concursantes pasaban a ser propiedad del Ministerio, por lo que no es fácil obtener la documentación aportada.
El primer premio fue para los arquitectos Borobio, Regino y José Borobio Ojeda y Luis y Regino Borobio Navarro, cuya experiencia palmaria en la edificación de la Universidad de Zaragoza (Regino Borobio y José Beltrán) les llevó a plantear el proyecto con la siguiente filosofía: «Los factores que más frecuentemente inciden en la organización arquitectónica son los siguientes: la departamentalización, la división de los estudios en ciclos y la inclusión de institutos de investigación. Consideramos como célula básica el departamento, cuyos elementos básicos son: aula de 50 plazas, seminario de 25 plazas, seminario de 10 plazas, secretaría, despacho de jefe de departamento, pequeña biblioteca, despacho de catedrático, despacho bipersonal para profesores adjuntos y las células para profesores ayudantes”.
Las galerías que unen los distintos departamentos, seguirán el esquema que se muestra en el croquis, de forma que la galería por la que transiten los alumnos de los primeros cursos sea la inferior y la superior quedará destinada a los cursos superiores y doctorandos. La galería intermedia estará destinada a profesores que tendrán acceso fácil a cualquiera de ambos ciclos.
Edificios de Zaragoza
Múltiples obras de menor envergadura como la Iglesia del Sagrado Corazón o el Colegio de Huérfanos del Magisterio de Zaragoza jalonan el plano de la ciudad junto con edificios de pisos sitos en los ensanches de la misma: la Huerta de Santa Engracia, el actual Paseo de Sagasta o el de Ruiseñores. Algunos no resistieron la acción de la piqueta pero otros muchos permanecen airosos en su lugar.
En palabras de Javier Borobio Sanchiz (nieto y sobrino de los Borobio): “En todos sus edificios buscaban aunar el confort y la sencillez. La belleza de sus edificios se basa en la pureza, en la limpieza de líneas. Si han sido tratados con dignidad, han envejecido con nobleza”.
Esta es una pequeña muestra de los más de 40 edificios que José Borobio proyectó para la ciudad de Zaragoza.